La canciller alemana tomó en sus propias manos la misión de frustrar un acuerdo sobre las futuras emisiones de CO2. Con éxito.
Unos meses antes de las elecciones en su propio país, la canciller Angela Merkel en todos los frentes ha utilizado todas sus fuerzas para posponer la votación sobre los estándares de emisiones de CO2 de los vehículos a aplicar a partir de 2020.
Mientras que el Parlamento Europeo y la Comisión Europea se alegran de haber encontrado un terreno común respecto a los estándares (es decir, el promedio de 95g/CO2/km para toda Europa dentro de los 7 años) Alemania y sus representantes legales no estaban satisfechos. Para los fabricantes alemanes, de hecho, el camino a seguir para alcanzar dicha tasa de emisión es mucho más larga que los fabricantes franceses o italianos o incluso Ford y Opel dentro de Alemania, que se esforzaron durante años es desarrollar autos austeros en cuanto a emisiones de CO2. Los alemanes movilizaron todas las posibles fuentes de presión para tratar de aplazar la votación final en Bruselas que casi definitivamente aprobaría la tasa a alcanzar en 2020.
"Las presiones fueron considerados inaceptables y en detrimento de los demás países de la Unión Europea", informó uno de los participantes en las negociaciones a la AFP. Pero a pesar de esto, Alemania ha conseguido su objetivo, como siempre, según la agencia de noticias francesa", la canciller Angela Merkel personalmente se contactó con el jefe del gobierno irlandés y varios otros líderes para el aplazamiento de la votación (Países que no tienen producción automotriz)."
Ford decepcionado
Resentida por varios países, la actitud de Alemania respecto a las emisiones también incluye a Ford: "Profundamente comprometida en la reducción de las emisiones de CO2 a través de la tecnología avanzada, Ford está decepcionada" con sobriedad informó el fabricante estadounidense. Coincidentemente con muchos otros que han invertido ingentes sumas en desarrollo de tecnología al respecto, comprometiendo su situación financiera, mientras Daimler Benz, BMW y VW sobre todo a través de Audi continuaron apostando a la potencia en detrimento del medio ambiente y disfrutan de las ganancias obtenidas por ese medio.
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