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No es necesario aclarar las diferencias de rendimiento, eficiencia, insonorización o comodidad que son lógicamente importantes para dos automóviles nacidos con una diferencia de un cuarto de siglo. Esta comparativa permite más bien admirar los puntos comunes entre los dos acólitos, que interpretan de la misma manera el concepto de compacto deportivo: atuendos discretos pero de alto rendimiento, eficacia formidable pero comodidad preservada.

El 309 añade la diversión que lo hace tan entrañable (trepada furiosa del motor a 7.000 rpm, equilibrio en los límites de agarre) el 308 no ofrece tantas sensaciones, en cambio brinda una seguridad y control incomparables. En cierto sentido, hace 27 años un GTI era mas vivaz, hoy un GTI es mas eficaz.

	En la ruta Tomar el volante del 309 GTI 16 genera una curiosa mezcla de emoción ... y preocupación. Porque es un monumento de la producción automovilística francesa, porque su equilibrio y rendimiento, debería ser aún mayor dadas las condiciones del clima durante la prueba: caminos húmedos y resbaladizos. Sin embargo, los primeros kilómetros tranquilizan. Con la excepción de la dirección asistida pero pesada a bajas velocidades, el 309 GTI 16 muestra una conducción inesperada para un automóvil deportivo de este calibre: controles suaves, comodidad de suspensión muy correcta, motor suave a bajas velocidades. Una docilidad casi evocadora del 308 GTi ... antes de habernos atrevido a azotar a esta juguetona abuela. El motor ? Furioso más allá de 5000 rpm, y rápido para llevar a la liviana carrocería del 309 con un tono metálico a 7000 las rpm. La caja ? relaciones cortas y pasajes continuos para evitar pasarlo de vueltas. En cuanto al chasis, que muestra una adherencia lógicamente limitada (neumáticos antiguos, carreteras resbaladizas), pero un equilibrio menos escabroso de lo imaginado. El secreto ? Un sistema de dirección asistida hidráulicamente increíblemente informativo, que casi permite anticipar las pérdidas de agarre. Y la parte trasera acompaña naturalmente el giro al pie del acelerador, es más estable que un 205 GTI.  El regreso al 308 resulta una sorpresa, nacida del encuentro con el pequeño volante, y ¡qué frenada! El sistema del 308 GTi (pinzas delanteras fijas de 4 pistones y discos de 380 mm de diámetro) muestra cómo la eficiencia ha aumentado en menos de 30 años, y los giros confirman esta brecha fabulosa. Sin embargo, en un camino resbalidizo, el 308 no parece tan dócil como en lo seco y los límites del chasis, obviamente son mucho mas lejanos que el del 309, sigue siendo menos fácil de sentir la pérdida progresiva de adherencia en la aceleración o el frenado debido a la dirección menos informativa por la asistencia eléctrica. ,  Esta reserva se desvanece en seco donde 308 muestra una eficiencia muy superior (en particular, durante la aceleración a través del diferencial de deslizamiento limitado Torsen), en línea recta a través del nervioso motor a partir de las 1500 rpm, una rabia desatada a las 5 000. La caja tiene relaciones bastante cortas, raro en los deportivos modernos. Los viejos fanáticos de GTI, sin embargo, lo culpan por dos cosas: un motor de sonido demasiado discreto en modo normal (y modo deportivo artificial, que envía un ruido falso a través de los altavoces), y equilibrio demasiado perfecto en las curvas, que contrasta con la conducción con la cola de la cual el 309 es capaz!